El abandono es la antesala del olvido. Y así empezó todo. No sabemos cómo fue, ni creemos que nadie lo sepa a ciencia cierta. Dejaron de sonar las sirenas de las factorías y las de los barcos, que se fueron para no volver nunca más, y nadie supo el porqué. Se marcharon aquellos estudiantes del otro lado del mar, de otros rostros, otras pieles y otras banderas y su casa que los acogió quedó vacía. Luego llegaron las promesas de futuros espléndidos y luminosos que, como siempre, nunca se cumplieron .Pero nadie sabía el porqué. Se abandonaban los edificios, unos inconclusos, otros por inservibles y otros esperando un destino que nadie conocía. Pero nunca hubo presupuestos, ni ganas y tampoco ideas para ellos. Cambiaban los colores y las siglas de las palabras, cambiaban los plazos de las promesas y cambiaban los destinos; y ellos como testigos mudos, como esqueletos orgullosos, mantenían a duras penas su presencia y sus nombres. Al principio, la gente murmuraba, criticaba, e incluso algunos, los menos, se indignaban y los echaban de menos. Luego la costumbre y el tiempo hicieron su trabajo. Nuevas injurias a la ciudad ocuparon su espacio y las preocupaciones cambiaron de nombre. Nos acostumbramos a verlos agonizar frente al mar y pasábamos frente a ellos procurando mirar hacia otro lado para evitar la mirada delatora, y así, esquivando su incomoda presencia, los hicimos invisibles. Pero nosotros, los fotógrafos de TerceroEfe, en un arrebato de inconformismo o de lejana rebeldía, quisimos ser testigos de su ruina y abandono a través de nuestras imágenes. Como notarios, aceptamos el reto de buscar la belleza escondida entre estos muros venerables y dar fe de su tragedia. Éste es el resultado de una farragosa tarea que nos llevó a un tiempo de búsqueda y, por qué no, de reencuentro con la belleza y con nuestro pasado. Lo que nunca encontramos fue la respuesta de cómo un pueblo acepta la decadencia como algo inevitable, asistiendo absorto al abandono, que es el camino que conduce inexorablemente hacia el olvido.
* Esta obra fue expuesta en la Universidad de Cádiz entre el 23 de junio al 21 de julio de 2017






































































