Otoño (2014)

No son las hojas secas que alfombran el bosque. No es el viento de vendaval que hace desertar a los paseantes de la muralla. Ni, tampoco, la llovizna mustia que adormece la tarde. Es el sentimiento hondo y profundo que nos trae recuerdos de otros tiempos, de los amores perdidos, de los abrazos olvidados, de las risas sin motivo. Es el mirarse a los ojos frente al espejo y contemplar como ha pasado la vida por nuestro rostro. La ceniza del pelo, las arrugas inclementes y el gesto de hastío y lejanía que nos adorna el gesto. Ese es el verdadero Otoño. Ahora solo nos queda la duda de coger el tren de regreso o darnos una tregua esperando otro con la ilusión de que traiga retraso.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.