Otoño (2015)

Nosotros, que la hemos visto soberbia y estridente, vencedora y opulenta ocupar, hasta el hartazgo, todo el paisaje, con la avaricia con que exprimía el crepúsculo y con la premura con que provocaba el amanecer. Hoy la hemos contemplado deslucida, impotente ante el avance pertinaz de las tinieblas, desbordada y sin fuerzas que oponer a la victoria de la oscuridad. Vencida.
Pero en su agónica derrota , nos regaló, a modo de despedida, unos atardeceres mágicos,  repletos de colores imposibles que guardaba para su retiro camino del reino de los grises y de los azules fríos, para los días cortos. Y nosotros, absortos, hemos sentido el abrazo tibio y cálido de la luz de Otoño; esa bendita luz que cada año, bondadosa y plena como una mujer madura, nos permite el disfrute y el sosiego ante un fotograma eternamente idealizado.