Ha sido como un prodigio. Cuando todo parecía perdido, inerme, seco y descolorido, desde lo más profundo de la tierra ha empezado a brotar la vida. La verde sementera alfombra los campos, los árboles, ayer tristes y moribundos, hoy se orlan de nacimientos multicolores. El aire tibio se encabrita de trinos enloquecidos, los olores nos embriagan y las flores estampan este decorado mágico y sugerente.
La luz le gana espacio a las tinieblas invernales y las tardes llenan los paseos de jóvenes debutantes que olvidaron, queriendo, los abrigos en casa y rescataron de los armarios camisetas y pantalones imposibles. Y, aunque por el sur festejemos el tormento y la muerte, al final también triunfa la vida. Nosotros, como notarios melancólicos, damos fe de todo este milagro de la Primavera.