Perdidos en un páramo reseco, los esquiladores “apañan” a un grupo de ovejas para que pasen el verano más fresquitas. El peón ata las patas de los animales y moja un poco la lana para que resbale mejor la cuchilla. Después las pone en fila delante del esquilador . Tras las primeras horas de trabajo, parada para comer algo y afilar las cuchillas. Con el calor y los insectos continúa el trabajo hasta finalizar la esquila de todos los animales.