Imbuídos por el espíritu del Gran Gurripato, hemos querido representar el verano gaditano desde un punto totalmete onírico, propio de esta disparatada ciudad, cuya mayor cualidad es que existe y no existe. La sublime caballa caletera y su coro de «piriñaca» deconstruída, infundió en nuestro espíritu el surrealismo tan buscado por nosotros. (Cada vez estamos peor)