La tarde traía presagios de tormenta y anuncios de primavera. Pero el cielo quiso ponerme un fondo dramático digno del mejor estudio, y yo, fotógrafo veterano, pese a no llevar equipo y solo una compacta viajera, no quise, o no pude, desaprovechar esos momentos mágicos que se me ofrecían. Solamente tuve que imaginarme los fotogramas en blanco y negro para que brotaran esas extrañas burbujitas en los adentros que tan bien conocen los fotógrafos. Y hete aquí este sencillo reportaje de un viaje al Mediterráneo.