Después de su paso por Jerez, Cádiz, Vejer de la Frontera, San Fernando y Puerto de Santa María, el pasado día 4 de diciembre inauguramos nuestra exposición en el Museo Municipal de Algeciras. Podrá visitarse hasta el día 27 de febrero de 2021.
Se muestra aquí la loca colección de autorretratos que me realicé en el primer confinamiento (entre marzo y junio). Fué un forma como otra cualquiera de afrontar la situación. A mí me dio por ahí a otros les dio por comer o hacer aerobic…
Una mañana, al entrar en la cocina, me encuentro a un cazo piropeando a una cafetera y va y me dice: ¿qué quieres, nota? ¡Es la vida! Salí corriendo por el pasillo y entonces me di cuenta de que era un momento sopránido. Me asaltaron deseos de posteridad y posé para ello. Planté el trípode con la cámara en el centro del salón y frente al ojo negro del objetivo me senté a diario a dialogar con ella. No se confundan (es que soy un hoplita frustrado). Salgo al balcón y todo está en silencio, sólo algunas sombras enmascaradas pasean perros prisioneros. Y le digo a la cámara:
-Hoy me siento como si tuviese una bota en la cabeza.
Ella me mira indiferente y me guiña con su enorme ojo. Otra más y ¿van?… Hoy no sale Borriquita; ni yo. Anoche soñé con mi madre, ¡Mamá! Tengo que hablar con los locos de TerceroEfe, no sé si se habrán hecho cuerdos. Sigo obsesionado con Moscosio y me río solo. En el vino está la cordura. Soy fláccido, soy melifluo y estoy cortado por la mitad. El maldito silencio impuesto me acorrala. Hoy no estoy para nada, a mis espaldas la oigo decir:
– Posa para mí sola.
Me divorcié de Simon ¿Será esto una pesadilla? Parece que ya despeja por el horizonte. Querido Margritte, ruega por nosotros.
La exposición estará abierta hasta el 30 de noviembre de 2020.El horario de lunes a domingo comprende entre las 10:00 y las 13:00 horas, extendiéndose viernes y sábado al tramo vespertino, entre las 18:00 y las 20:00 horas.
Este pasado invierno realicé un viaje a, para mí, la casi desconocida provincia onubense. Debo confesar que mi sorpresa fue tremenda, ya que no podía figurarme la riqueza de contrastes y matices que fui descubriendo al paso de los días. Tanto la costa como el interior poseen una diversidad tan rica, que es un gozo el peregrinar pueblo a pueblo por su geografía y disfrutar de sus sugestivos paisajes. Una mañana de sábado decidí visitar Moguer; debo confesar que era más por el peso que tenía en mí el que fuese pueblo natal de Juan Ramón Jiménez, que por cualquier otro detalle. Cuando llegue sentí un leve sentimiento de rechazo, ya que se celebraba una especie de feria o fiesta y eso conlleva siempre bullicio, ruido y algarabía. Pero me equivoqué de pleno. Primero me encontré con un pueblo luminoso, limpio y de una blancura rutilante. Luego me enteré de que la fiesta se llamaba Feria de época 1900 y pretendía evocar aquel Moguer del tiempo de Juan Ramón y Zenobia. Quedé prendado de la placidez de la fiesta, tranquila sosegada y un pueblo entero vestido a la moda de primeros de siglo XX , gente encantadora con un punto de elegancia natural raro de encontrar en estos tiempos y que posaban con orgullo ante mi cámara. Hasta la música ambiente había sido escogida con sumo gusto. Este pequeño reportaje es la muestra del día que descubrí Moguer, prometiéndome volver y disfrutar de su ambiente y de la amabilidad de sus gentes.
Como siempre, siguiendo nuestra ya antigua tradición, Terceroefe quiere revivir nuestra Semana Santa parodiando a esos personajes tan peculiares que rodean a y participan en este evento.
Hemos sido penitentes, cargadores, acólitos y hasta romanos. En esta ocasión hemos elegido formar una “capilla musical”, elemento muy típico de las cofradías “de luto”. Además, como si fuésemos luthiers antiguos, hemos fabricado nuestros propios instrumentos para tal fin.
Este año, cuando la situación nos ha dejado sin desfiles procesionales, estuvimos dudando si publicar o no nuestras fotografías, pero hoy, hemos acordado que no caeremos en el desánimo ni con las calles vacías. El humor no está reñido con la seriedad de la situación. Como decía Winston Churchill (que de situaciones límites sabía algo): “el humor es una cosa muy seria”.
Un día sales a la calle y te quedas prendado de una sombra inclinada que corta la vertical de una esquina, luego ves el juego asombroso de unos pretiles de azoteas recortados por un cielo potente intensamente azul, un disco de circulación que se recrea en una encalada pared, el enervante cruce de verticales y horizontales de un hueco de escalera como en un perfecto baile geométrico, un atrevido paso de peatones que desafía al que lo quiere mirar o comienzas a notar que entre los edificios y las calles de las ciudades existe un secreto pacto para conservar y jugar con la armonía.
No te extrañes, estás empezando a ver de una forma distinta y audaz, con ojos curiosos y estrenas una mirada libre. Y, entonces, querrás atrapar las formas, las luces y las penumbras. Pero, al fin, podrás decir con satisfacción y deleite que has quedado atrapado por EL ENCANTO DE LO SIMPLE.
Cuentan que la famosa Legio VI “Ferrata “ de Julio Cesar tenía una cohorte de veteranos oriundos de Gades. Estos bravos y aguerridos gaditanos, después de tantas y victoriosas contiendas, al licenciarse del servicio, fueron recompensados con tierras en la isla gaditana. La leyenda cuenta que estos legionarios, añorando su pasado, volvían una vez al año y salían, en marcial formación, creando la tradicional centuria que escoltaba al Ecce Homo cristiano hasta convertirse en tradición popular. Cabe señalar, que a estos soldados se les distinguía por llevar, en vez de las sandalias reglamentarias, las conocidas como gargajorus o cangrejeras gaditanas.
Tercero efe , recordando aquel prestigioso pasado, este año rememora a los valientes y apuestos soldados de nuestra antigua y fecunda historia.