Otra vez, y hacía ya algunos años, hemos vuelto a coger los bártulos y hemos salido a las calles. Y otra vez hemos vuelto a sentir el vértigo de la búsqueda, de mezclarnos con la muchedumbre, de querer entender las luces, a recobrar el tacto en el disparador, a emocionarnos en los rincones más insospechados, a vivir los atardeceres y a revivir aquellas madrugadas de nuestra añorada juventud. Ya no aspiramos a una foto premiada, ni al cartel soñado. Ahora solo nos conformamos con recuperar algo de aquella ilusión y ser capaces de aguantar las esperas y el cansancio que se acumula hasta caer derrengados. Es la Santa Semana de siempre. La de TerceroEfe.








