Sorprende la capacidad del ser humano para destruir la naturaleza. La zona, convertida en un páramo de tierras machacadas, muestra el abandono de una empresa minera y su lenta destrucción. A pesar de eso, no es difícil adivinar la belleza original de la zona donde destaca, sin lugar a dudas el propio Rio Tinto, una rara fuente de agua ácida que, si tuviera valor comercial, sin duda ya habríamos acabado con su cauce.