Mamotreto, horroroso , monstruoso, pastiche, mamarracho… estas son algunas de las cientos de lindezas que la prensa y los ciudadanos han dedicado a la “construcción” que hoy adorna y ocupa la antigua plaza de la Encarnación de Sevilla y que el gracejo popular ha venido a llamar “ las setas de la Encarnación”. Sus volúmenes y sus formas llaman la atención al viandante que las contempla por primera vez y el sentimiento que provoca su impacto visual es el de estar desubicada -outside- asfixiada respecto al entorno clásico del centro urbano de la capital hispalense. Quizá si estuviera en el cinturón moderno del extrarradio sevillano ganaría más en prestancia y presencia respecto a lo que la rodea. En resumen, ganaría espacio de libertad. Para nosotros ha sido un reto, otro más, el fotografiar dicha obra , buscarle sus líneas y proyecciones espaciales y procurar imágenes que la presente en un concepto individual y su singular protagonismo por sí misma y no formando parte de un conjunto urbanístico. Aunque a veces eso sea tarea casi imposible y surjan imágenes rompedoras y de contraste en el resultado final. He aquí el producto de nuestro trabajo y de nuestras visiones distintas.
La verdad que fue un día de gozo y disfrute.