New York es una ciudad tremendamente luminosa en todas las épocas del año, maneja una paleta de colores que la hacen resplandecer en su enorme magnitud. Pero el primer New York que conocí fue de pequeño y a través de las películas en blanco y negro. Aquella gama de grises amplia y cálida de las comedias o las sombras profundas y envolventes de las películas del cine negro, me hicieron imaginar una ciudad donde cualquier historia era posible.
Desde aquellas cintas “policiacas” de los cuarenta y cincuenta, con sus detectives y gangsters con rubias despampanantes, hasta el grandísimo homenaje que le tributó Woody Allen en su inolvidable Manhattan, el blanco y negro engrandece a Nueva York y nos proyecta su enorme silueta en los recuerdos eternos que llevamos los aficionados al cine y sobre todo, los amantes del arte fotográfico.
Recomiendo para ver mejor la colección que pongan algo de música de Gershwin. Es un complemento ideal