Endeble como un castillo de naipes, inútil, antiestética, cara. Criticada desde sus inicios, alabada por unos (los menos) denostada por muchos.
La Pérgola Mirador del Paseo de Sta. Bárbara de Cádiz, es una de las estructuras que, al margen de gustos estéticos (el libro de los gustos… ya saben), más críticas ha recibido en los últimos tiempos. En el habla popular es conocido como “El Mamotreto”. Su uso como lugar para actividades culturales nunca ha llegado a ser tal y en la actualidad se encuentra en un alarmante estado de abandono.
Muchos ciudadanos la han calificado de despilfarro (cerca de 2 millones de euros), la han criticado hasta el punto de, como hizo un partido político, proponer desmontarla y venderla como chatarra.
Lo cierto es que, al margen de gustos y polémicas políticas, no deja de ser paradójica la construcción de un mirador sobre otro mirador, como es en sí mismo el paseo de Sta. Bárbara, consiguiendo ver exactamente la misma vista pero 3 ó 4 metros más alto.
Como fotógrafo, este tipo de construcciones rectilíneas y geométricas siempre me han atraído, al margen de su mayor o menor belleza estética. Esta es mi forma de encuadrar y representar una realidad que no será más que mi realidad, obviamente.

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Karl Krauss, eminente escritor y periodista austríaco escribía sobre Viena:
«Las calles de Viena están pavimentadas con cultura; las de otras ciudades con asfalto»
No sé hasta que punto esto será cierto hoy día, pero no me cabe duda de que en algún momento sí lo fue.
En estas pocas imágenes captadas en el centro de Viena he querido transmitir cómo combina, en total armonía y desde el punto de vista arquitectónico, lo tradicional con lo más moderno.
Lo culto, lo mundano, lo espiritual y lo cotidiano están contínuamente presentes en el centro de la capital de Austria.
Por eso, conviene hacer el difícil ejercicio de obviar tanta belleza y suntuosidad para conseguir captar la verdadera esencia de esta ciudad y sus habitantes.
Pero ésto lo dejo para un próximo trabajo…

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Agobiados por el bullicio callejero de la ciudad y por la saturación de las playas atestadas, en Terceroefe hemos decidido este año buscar la tranquilidad y el sosiego de las profundidades del proceloso mar. Equipados como mandan los cánones de la inmersión, hemos desafiado los peligros y conquistado el paraiso del “mundo del silencio”. Creemos que el comandante “Custó” estaría orgulloso de vernos pasear con nuestro donaire por los sugestivos fondos coralinos de los mares del Sur (del Campo del idem, claro).

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Fotos de la inauguración

Los últimos trabajos fotográficos, tan mundanos y frívolos, nos han dejado el espíritu atribulado y el alma en cuarentena. Por eso, tratando de encontrar de nuevo el equilibrio y la serenidad, hemos rebuscado en los místicos y en los cenobitas y hemos hallado estos monjes que son ejemplo de recogimiento, mesura y sobriedad. Al repasar la vida de estos santos varones, no hemos podido evitar la tentación de reproducir sus imágenes e imitarles en su recto vivir. Los cuatro ya están en los altares. Nosotros estamos en el camino… pero vamos en sentido contrario..

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Continuando con nuestro divertimento  de emular obras conocidas e imágenes que nos resulten sugerentes, hemos escogido el cine como elemento de inspiración y por su eterna e íntima relación con la fotografía. Después de mucho rebuscar e indagar, nos quedamos con una de las últimas escenas de la película Casablanca por muchos factores. Primero por ser mundialmente conocida, después por haber sido rodada enteramente con decorados, menos la que hemos reproducido que se rodó en un aeropuerto cercano a los estudios, aunque el avión que aparecía era de cartón, además , que en dicha escena aparece todo el elenco del reparto al completo. Y porque es un prodigio tanto de guión, dirección y fotografía.
Casablanca (1942) ,actualmente considerada la segunda mejor película entre las cien mejores de la historia del cine, después de Ciudadano Kane, y su guión el mejor guión adaptado de la historia del cine, obtuvo varios Oscar y distintas nominaciones y ,hoy día, tiene la consideración que al principio no gozó de la crítica. Un guión adptado de una obra de teatro que nunca se estrenó y un director que fue elegido porqué William Wyler no estaba disponible. Michael Curtiz,  un judío húngaro de nombre Mihaly Kertesz, se hizo cargo de la dirección con el mérito añadido de que hasta el último día no supo el final puesto que los guionistas escribían únicamente lo que se rodaba al día siguiente. Ni decir tiene, que cuando terminamos nuestro rodaje, el capitán Renault dijo a sus compañeros de Terceroefe:  “Creo que este puede ser el principio de una buena amistad”. Muy original, pero sus compañeros lo mandaron a donde ustedes saben, como siempre.

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Siguiendo nuestra  ya tradicional costumbre de ser protagonistas de nuestras fotos de temporada, aquí estamos de nuevo como actores de la Semana Santa, esta vez de acólitos anónimos, para rememorar esa estampa tan familiar de los “monaguillos”, en este caso menos infantes, que acompañan a los desfiles procesionales. La primavera ha venido y nos ha alocado, como siempre, para que, en esta bendita locura, sigamos disfrutando de la amistad, la fotografía y de la alegría ,tan necesaria en estos tiempos tan atribulados que acontecen. Esperamos que os gusten tanto como a nosotros el hacerlas.

Cruzando el Guadalquivir a bordo de una barcaza por Coria del Rio, nos adentramos en la comarca de Doñana  por la carretera de Puebla del Río a Isla Mayor, haciendo una parada obligatoria para todos los amantes de las aves en el Parque Temático de la Cañada de los Pájaros (www.canadadelospajaros.com)
Tras el almuerzo nos adentramos en una gran extensión casi anegada, efectuando diversas paradas, hasta llegar al Centro de visitantes Jose Antonio Valverde. Disfrutamos de un atardecer espectacular.

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Detrás de la careta me escondo, debajo de la peluca me transformo y tapado con el disfraz me hago invisible. En ese mismo instante surge el otro yo que vive agazapado dentro de cada uno. Esa extraña catarsis, hace que el pusilánime amanuense se convierta en un Napoleón arrogante y decidido, el tímido funcionario que mira a las mujeres de reojo se transforme en un Casanova seductor y lascivo, la recatada y solitaria madurita que debuta como meretriz de caderas cimbreantes y aires antillanos, mientras sueña con un falso mulato que la arrastre a los peligros de la carne en una casapuerta fría y oscura  o aquel matón del barrio, perdonavidas y desafiante, que se está pintando los labios frente al espejo para ser, por una noche, la reinona exuberante y golfa que siempre quiso ser. Los verá, al amanecer, regresar desgreñados, vencidos y perdida su apostura, mientras evaporan los efluvios  del alcohol milagroso, volver a la realidad cotidiana del ser lo que no son.
Aunque ellos nunca sabrán que diariamente salen de casa disfrazados de normalidad y con la careta de la apariencia. Por eso, como dijo aquel: TODO EL AÑO ES CARNAVAL.

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A veces, cuando la nostalgia nos hace revolcarnos en el pasado, recorremos  pausadamente las imágenes que hemos ido guardando en los cajones de la memoria. No nos damos cuenta de que esas imágenes no son símplemente postales de otro tiempo,sino que nos retrotraen a momentos que fueron muy significativos en nuestra vida. Eso me ha ocurrido con la ciudad añil. Chefchaouen, la ciudad añil, fue y es una colección que me lleva a recordar un tiempo muy entrañable de mi ayer.
Por eso traigo hoy lo que escribi cuando la publiqué. No he cambiado ni un fotograma y ni una letra del texto.

«Chefchaouen,Chaouen, Xaouen,Vejer…

Recostada entre las faldas inminentes del Atlas y las encrespadas y rebeldes del Rif, se adormece en el tiempo con una nostalgia lejana y añil de aquel tiempo andalusí en que otras palabras y otros hombres les llegaron del otro lado del mar. Hoy,cansada de esperar el despertar rifeño,sufre el acoso impertinente de unos turistas que buscan aventura barata con derecho a desayuno,o la visita de jóvenes de buena familia buscando extraños paraísos de yerba y cañamón entre traficantes oportunistas, delatores y ganancias reales.
Con todo mi respeto, esta es la luz añil que yo vi en XAOUEN”

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